En los tiempos modernos en el que vivimos, los cambios están en todo momento. La fortaleza de un líder es medida en el tiempo que este toma para adaptarse a los cambios rápidos. En cómo se acopla a lo nuevo que aparece cada día para el bien suyo y el bien de sus seguidores. El camino al éxito es una cima empinada con miles de obstáculos nuevos.
El famoso filósofo griego Heráclito nos dejó la frase de que ningún paso en el río es el mismo porque no es el mismo río ni tu eres la misma persona. Lo único constante es el cambio. Aunque sabemos que las cosas pueden cambiar de la noche a la mañana, la gran mayoría de personas no están listas para los cambios. Más aún si estas ocurren de manera rápida.
Cuando los cambios ocurren en el trabajo, la mayoría de personas tienden a reaccionar con miedo. Salir de su zona de confort es algo que aterra a muchas personas. La fortaleza de un líder es saber navegar durante estos momentos. Los líderes saben cómo promover el balance mental, emocional y físico entre sus seguidores. Características que se requieren para desarrollar bien cualquier trabajo.
¿Qué Hacer Ante Los Cambios?
Como todo ser vivo en la naturaleza, nosotros los humanos debemos adaptarnos al cambio cada cierto tiempo. La fortaleza de un líder sale a relucir cuando tomamos los cambios con una mentalidad calmada. Si para Heráclito, el río no es el mismo, entonces nosotros debemos seguir la corriente. El combo para una buena adaptación recae sobre la fortaleza y las habilidades que como personas poseemos. Esto originará un traspaso tranquilo hacia el éxito, la satisfacción y la felicidad.
Está comprobado que el cerebro humano recibe 11 millones de bits en información cada segundo, pero solo procesa el 1% de estos. Los otros 99% se quedan perdidos en nuestro subconsciente. Es algo que el ser humano ya lo tiene auto programado para bien o para mal. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Cómo vamos a utilizar ese 1% en nuestro favor? Lo vamos a usar para quejarnos, asustarnos y fallar ante los cambios, o lo utilizaremos para adaptarnos lo mejor posible.
Cambios Rápidos Por Adaptaciones Rápidas
Para el ser humano, adaptarse no es sinónimo de tiempo sino de comodidad. El hombre se adapta a su comodidad porque está en su naturaleza. Si asistes a una conferencia de dos días, en el segundo día te querrás sentar en el mismo asiento que en el primer día. También te sentirás de mal humor si alguien ha tomado tu estacionamiento de costumbre. Entre más rápido se acomoda uno, más rápido se vuelve en un hábito. Para contrarrestar esta costumbre debemos de jugar con nuestro pensamiento en actuar rápido al cambio. Entre más rápido te acoplas a un hábito, más rápido te olvidas del otro.
La fortaleza de un líder recae en la tarea de adaptarse rápidamente a estos cambios. Sin embargo, estos pasan por fases que ponen a prueba aquella fortaleza. Estas fases es la resistencia al cambio, la confusión de no saber que hacer, la integración a lo nuevo, y finalmente el compromiso que uno se hace para hacer lo mejor en esta nueva etapa. La nueva realidad se vuelve en una normalidad y nos acomodamos otra vez.
Un último ejemplo es cuando rechazas actualizar tu computadora por un nuevo y difícil sistema interno. No quieres adaptarte al otro sistema porque no tienes ninguna queja. Sin embargo, qué pasaría si empieza a fallar dentro de unos años. Solo te darás cuenta que el cambio es inevitable y perdiste dichos años en el que pudiste aprender el nuevo sistema. Al final, nos adaptamos a lo nuevo y el círculo se repite.